El arco de la Reina

Se encuentra en el Centro Histórico de Quito al final de la calle García Moreno, a un lado del antiguo Hospital San Juan de Dios. Al cruzarlo empieza el barrio cultural denominado «La Ronda». Este arco fue construido en 1726 por el arquitecto José Jaime Ortiz. Su nombre responde a un homenaje a la virgen «la reina» de los católicos.

Los guías del Centro Cultural Metropolitano de la ciudad, cuentan que este arco fue levantado para proteger a los indígenas que se aglomeraban a las afueras de la iglesia para recibir la eucaristía, por lo que además posee un significado histórico muy valioso de la vida de nuestros ancestros en la época colonial. Está conformado por dos arcos hechos de cal.

La ex puerta de la Circasiana

El actual «arco del triunfo» ubicado en el parque El Ejido, fue parte de la construcción para vivienda, más lujosa que quizás ha tenido Quito hasta el día de hoy. Hablo de La Circasiana, la casa de Manuel Jijón Larrea, padre de Jacinto Jijón y Caamaño que fue construida entre 1892 y 1898.

Este arco era nada más y nada menos que la puerta de entrada al palacio y originalmente se ubicaba en donde hoy está la parada Colón del Trole-bus. La puerta tiene ocho metros de alto y fue diseñada por el escultor Luis Antonio Mideros siguiendo como base los arcos de triunfo europeos, como el Arco de Constantino, de Roma y el Arco del Triunfo, en París.

La familia dueña, donó el arco al Municipio de Quito en los años 80. Como recuerda el arquitecto del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), Leonardo Arcos, fue removido por partes, con una mezcla de cal y arena, cuando la Av. 10 de Agosto inició su proceso de ampliación, para ser ubicado en la Av. Amazonas y Patria.

Después, cuando se reconstruyó el parque de La Circasiana, quiso ser otra vez trasladado junto con su construcción original, pero al ser armado por segunda vez se utilizó una mezcla con cemento, entonces fue imposible volver a desarmarlo.

Luego, Arcos remarca la exhaustiva labor de Mario Morán, el ingeniero encargado de ubicarlo en el lugar actual, ya que se encontraba en medio de la calle. Para hacerlo se utilizaron zanjas y sostenimiento (una base), con un sistema de rotación humana, con fuerza de mano.